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Hoy, 9 de mayo, nos reunimos para celebrar la festividad de Luisa de Marillac, cofundadora de las Hijas de la Caridad,
congregación de marcado carácter
asistencial. Marillac reformó la que se
proporcionaba en los hospitales,
orfanatos, casas de expósitos, asilos,
hogares de adopción, instituciones
psiquiátricas y centros de ayuda en la
Francia de su época.
Su solemnidad se celebra el 9 de mayo. Y
lo celebramos en nuestra Capilla porque
queremos vivenciar juntos la entrega de
Jesús: “Este es mi cuerpo que será
entregado a todos vosotros…”

Es un cuerpo que, aún estando a veces cansado, a veces triste, a veces enfadado o
disgustado, a veces enfermo… es siempre un cuerpo entregado para alimentar a los
demás, sea hablándoles, mirándoles, escuchándoles, tocándoles, acompañándoles….
Y este es el estilo, el de Jesús, el que ha de seguir caracterizando nuestro servicio diario
para con nuestros mayores.
Porque entregarse es simplemente AMAR.

25 de Marzo, día de la Anunciación. Celebramos la renovación de votos de las Hijas de
la Caridad. Como una gran familia nos reunimos en la Capilla de la Residencia para la
celebración y posterior entrega de una flor a cada una de las Hijas de la Caridad por
parte de residentes de nuestro centro.
Un año más “Sí”. Esta renovación es un “SÍ”, a la entrega total a Dios; a la opción clara
de compromiso a favor de los más olvidados y abandonados de la sociedad; al
entusiasmo por el camino tomado por la vocación; a seguir entregadas como el
ejemplo de María “Sí aquí estamos”.

Fiesta de la encarnación

Llegado el día y reunidos ya todos en la Capilla, Sor Visi realizó la monición de entrada,
que compartimos con todos vosotros.
“Celebramos hoy el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Dios nos envía su hijo
como culminación de su obra de amor. En este tiempo de Cuaresma Dios fija su mirada
en nosotros y camina a nuestro lado hacia la Pascua.
María, que con su “aquí está la esclava del Señor» hizo posible este misterio, nos invita,
en este día fijar nuestra mirada en Jesús, y desde El, renovemos nuestros votos de
servicio al Pobre, Pobreza, Castidad, y Obediencia. Con este Sí, renovemos cada gesto,
mirada y compromiso de nuestro ser de siervas… y así responder en coherencia a todo
lo que Dios nos pide.
Que este día en el que ratificamos nuestra entrega a Dios en el servicio a Cristo en los
pobres, nos pongamos en sus manos, acojamos su Palabras y la hagamos vida. Con
estas intenciones y las que nuestro corazón alberga en estos momentos, comenzamos
cantando.”
En el ofertorio, en esta ocasión junto al Pan y el Vino, ofrecimos al Señor las
Constituciones de las Hijas de la Caridad, porque en ellas se trazan el camino de
santidad que libremente deciden recorrer.
Así mismo , y antes de llevar a cabo la entrega de las flores,
dirigimos unas palabras de agradecimiento a las Hijas de la
Caridad de nuestra Residencia por compartir con nosotros ese
momento tan emotivo, íntimo y sagrado, permitiéndonos
vivirlo juntos.

Si bien con nuestras reseñas queremos acercaros y mostraros nuestras vivencias,
eventos…etc, queremos dejar constancia escrita de cómo sienten y viven estos
momentos los protagonistas de nuestro caminar, nuestros residentes.
Por ello, a continuación transcribimos las palabras de dos residentes de FRC.
“Sentí una gran alegría al ver cómo las Hijas de la Caridad, libremente, han elegido
seguir y renovar sus votos”
“Me emocioné muchísimo en la celebración. Todavía, ahora, lloro al recordarlo. Pero
lloro de emoción y alegría.”
A continuación esta misma residente nos cantó una canción cuya letra dice:

En esta casa está mi encanto.
En esta casa se está muy bien.
Por eso yo la quiero tanto
Nunca jamás la olvidaré.
Aquí me ensañen a ser buena
Aquí me enseñan a rezar
Y me consuelan si tengo penas
Si estoy enferma me cuidarán

Luchemos todos por esta casa
Porque esta casa sea inmortal
Y aprendamos muchas cosas
De Jesús, en general.
Por nuestra parte deciros que escucharles a estos residentes, relatarnos sus vivencias y
sentimientos ha sido un momento mágico, y da mayor sentido, si cabe, a todo cuanto
desde el amor nos sale celebrar en fraternidad.

“Señor, el personal laboral deseosos de servirte y cuidarte en cada uno de nuestros
Residentes al estilo de las Hijas de la Caridad. Te pedimos con humildad sincera, que
nos concedas el regalo de seguir creciendo en generosidad, tolerancia y respeto junto a
las Hijas de la Caridad para que ellas sigan a nuestro lado guiando nuestros pasos”.

Zorionak eta eskerrik asko!!!
Grupo de prensa
(Residencia Calzada)

La práctica de renovar cada año los Votos estaba llamada a ser, y lo ha sido a través de los siglos, una de las tradiciones más sanas, más fructíferas y más revitalizadoras de la Compañía de las Hijas de la Caridad. Para poder entenderla hemos de remontarnos en la historia a las raíces de la Compañía en el siglo XVII, en Francia.

En ese momento había una pobreza generalizada, tanto en ciudades como en zonas rurales, que fueron devastadas por la guerra y la enfermedad. San Vicente de Paúl se sintió urgido a responder a las terribles necesidades que veía a diario a su alrededor. Ya había organizado a algunas mujeres, en lo que se conoce como las Cofradías de la Caridad. En París, muchas de las grandes damas estaban involucradas en el servicio a los pobres. Esto funcionó bien durante cierto tiempo, pero luego algunas señoras se relajaron, y enviaban a sus criadas para reemplazarlas en el servicio a los pobres, lo cual no encontró adecuado Vicente; él y su colaboradora, Luisa de Marillac, se afanaron en buscar una solución. Y la Providencia divina proporcionó la respuesta.

Una buena joven del campo, Margarita Nassau, llegó a la capital y ofreció sus servicios para ayudar en el cuidado de los enfermos. Vicente estaba encantado, y pronto siguieron otras chicas el ejemplo de Margarita. Al principio ayudaban a las Damas en las parroquias, y Luisa se mantenía en contacto con ellas. Llegó el momento en que se vio la necesidad de reunirlas en una comunidad, para protegerlas y formarlas. Después de algunas reticencias iniciales, Vicente estuvo de acuerdo, y en 1633 Luisa acogió a cuatro chicas en su casa, y así nació la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Vicente y Luisa querían que estas jóvenes entregasen su vida a Dios con el fin de servir a Cristo en los pobres, pero evitaron que cualquier cosa las etiquetara como monjas. La razón de esto es que, en ese momento, las religiosas eran [solamente] de clausura, y esto impediría a las jóvenes ser libres para entrar en las estancias de los pobres, para cuidar a los enfermos. Durante ocho años no hubo votos, aunque las jóvenes vivían una vida de entrega total, a imitación de Cristo. Después de este periodo, Vicente mencionó tentativamente la posibilidad de tomar votos, y un año más tarde, en la fiesta de la Anunciación de 1642, Luisa y otras cuatro hicieron votos perpetuos de castidad, pobreza y servicio de los pobres. Los votos fueron opcionales durante muchos años. Luisa, gran devota de María, eligió esta fiesta y vio a María como modelo para sus hijas en su entrega total a la llamada de Dios, y en dedicar su vida por completo a la misión personal de su Hijo. A partir de 1660, se acordó que todas las hermanas hicieran votos anuales después de [pertenecer a la Compañía durante] cinco a siete años, y esta práctica ha perdurado hasta nuestros días.

 

Si bien la fiesta de la Anunciación es el 25 de marzo, este año lo hemos celebrado el 9 de abril. Y hemos vuelto a ser testigos, compartiendo y celebrando como una gran familia, la renovación de votos de las HHCC de Residencia Calzada.

Esta renovación es un “SÍ”, a la entrega total a Dios; a la opción clara de compromiso a favor de los más olvidados y abandonados de la sociedad; al entusiasmo por el camino tomado por la vocación; a seguir entregadas como el ejemplo de María “Sí aquí estamos”.

Las HHCC así lo expresan mediante el ofertorio de la Eucaristía que para este acontecimiento hemos celebrado en nuestra capilla. Se lleva a cabo la entrega de cuatro Votos: POBREZA, CASTIDAD, OBEDIENCIA Y SERVICIO, depositándolos a los pies de Cristo Resucitado.

Para finalizar esta celebración, cada Hija de la Caridad recibe una flor que le es entregada por residentes.

Grupo de prensa

(Trabajadores de R. Calzada)